sábado, 3 de enero de 2009

Que la paz jamás sea un lugar común

Encontré hoy en el correo de lectores de Ñ esta carta firmada por Walter Ianelli.

La impotencia y el acostumbramiento frente a lo que pasa nos anestesian, y convivimos con las injusticias y el horror de la peor manera: callando y mirando para otro lado.

A mi la carta me ayudó a despertar...otra vez.

Alita

Ante atrocidades tales como Bush en Irak y lo que ahora está pasando en Gaza -nada más que para dar un par de ejemplos-, sólo me queda pensar en Gandhi que decía: "Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala, es el silencio de la gente buena".

Quizá la figura de Gandhi resulte un tanto retórica y pomposa para el mundo a veces demasiado racionalista y amoral de los escritores, pero definitivamente hay cosas que están bien y otras que son una verdadera porquería, como lo es la imposición de poder a través de las armas y el hambre. Ojalá tengamos en estos días aunque más no sea el 5% de las pelotas de este tipo que quiso cambiar el mundo empezando por él mismo.

"Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podemos mirarlos a los ojos y decirles que vivimos así porque no nos animamos a pelear" decía Mahatma.

Los mensajes "blancos" me embolan, y por lo general me parece que pecan de tantas obviedades que son algo así como un monumento al lugar común. Sin embargo el lugar común es necesario: es importante que todos sepamos sin necesidad de que alguien nos lo diga que matar a otro no es un acto noble. Aunque la idea de la paz y la necesidad de encontrarla debiera ser el gran lugar común del tiempo que corre, puede convertirse en idea original si nos quedamos callados.

Me resisto a pensar en que, a pesar de que la violencia parece ser propia de la naturaleza del ser humano, debamos naturalizar la violencia.

Que todos tengan un 2009 diferente, es mi deseo. No nos quedemos en silencio.

WALTER IANELLI

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